Ha llegado el día del último examen, te toca madrugar, pero casi no te importa porque hoy terminas.
Bajas de casa, esperas y te montas en el coche, vas hasta Donostia estudias un poco más y coges sitio en clase.
Sales a la calle, te tomas un café, fumas un cigarro, comentas las preguntas que crees que van a entrar con frases del tipo "si el niño dice txakuga, tu le dices txakurra y él lo hace bien es tal y si no Pascual" y vuelves a dar el último repaso.
Ya esta, nos deseamos suerte mutuamente y empieza el examen. Solo pides no tener que pensar demasiado porque tu cabeza ya no da para mucho más, pero no te conceden el deseo, que le vamos a hacer...
Acabas el examen, sales de clase, "¿que tal?, ¿que tal?", "¿esta cual era?, yo he puesto a, pero he dudado...", lo de siempre.
Vuelves a salir a la calle, te tomas otro café, te fumas otro cigarro, te montas en el coche y te vas a casa con uno de esos típicos dolores de cabeza que te suelen acompañar en estas ocasiones, pero no pasa nada, hoy podras echar siesta...
Comes, te tumbas y tu movil suena. No puede ser, ¿tan rápido?. Enciendes el ordenador, miras aquí, miras allí y lo encuentras, ¡¡¡ya estan las notas!!!
Todavia extrañada buscas tu número de DNI, recorres la columna con el dedo y ves tu nota. Apagas el ordenador, te tumbas en el sofá y justo antes de dormirte piensas "así da gusto..."
P.D.: Para ti que todavía no has terminado, mucho ánimo y estúdiame mucho, ¿¿eh??
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Idas y venidas, locuras y demás historias de cuatro licenciados en psicología
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